Dicen que la escritura es un atisbo de soledad. Sí, ¿por qué no? Yo pienso que es verdad; pero, ¿quién vive sin soledad? ¿Quién no necesita momentos en los que pensar y desconectar del mundo? En mayor o menor medida todos la “disfrutamos” o “sufrimos” en algún momento. Yo considero la escritura como una forma de sacar todo lo que piensas, una especia de válvula de escape, una manera de hacerte un pequeño monólogo interior sobre tus problemas y preocupaciones y exteriorizarlo. Otros dicen que en la soledad absoluta, “la literatura es la herramienta que les permite el encuentro con los demás”. Esta pequeña compañera por desgracia o por fortuna siempre la vamos a tener presente, en mayor o menor medida (eso depende de nosotros).No voy a generalizar, pero creo que para todo el mundo es bueno un poco de soledad, no estar siempre rodeado de gente. Soledad para pensar, porque aunque “ellos” intenten resolver tus problemas dándote opciones, lo único que consiguen es impedirte pensar. Y entre todas las ideas que te dan, y 0 pensamientos tuyos, nunca puede haber un buen resultado. ¿Con qué opinión te quedarías? ¿Con la de tu mejor amiga, o con la del vecino del 5º? Posiblemente ninguno te resuelva tu problema. Para encontrar esa maldita solución, sólo tienes que desconectar, olvidarte del resto del mundo, y pasar un rato en soledad. Ahí te centras en lo que te atormenta, en ese problema que se te presenta día a día y que no sabes ni por dónde coger.
La conclusión que saco de todo esto es que la soledad tiene su lado positivo, y si sabes cómo aprovecharla, más incluso. Porque la soledad es la única que nos entiende y nunca jamás cuestionará todo aquello que pensemos.
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