Paredes
gritando, temblando, arañándome hasta el más profundo de mis sentimientos.
Resquebrajándose poco a poco perdiendo el color día a día.
La luz del
sol ya no se atreve a enfocar estos problemas, esas esquinas oscuras en las que
todos los malos recuerdos se cobijan.
Es difícil
adentrarse en ellas, y más aún es intentar que te comprendan, que entiendan que
tú también estás ahí. Viento que azota las ventanas hasta hacer temblar los
cristales; el suelo
soportando dolor y desconsuelo sobre sus pilares.
Sus corazones aún están demasiado alejados como
para hablar de estabilidad, pero las
mareas y las tempestades comienzan a
calmarse una vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario