Dime qué hay detrás de esa cara dibujada, dime si es normal que me pase esto que me pasa

Nunca me he creído una persona débil, más bien siempre he intentado ser fuerte. Fuerte respecto a sentimientos, a no contar los problemas, a no llorar, a comerme mis lágrimas y a intentar seguir para adelante sin importarme lo que la gente pensara. Una sonrisa no siempre es un signo de felicidad, en algunos casos lo es de fuerza, o una máscara que oculte tu verdadera realidad. Pero hoy me he dado cuenta de que ya no soy capaz, de que aunque no lo quiera, los problemas siempre van a más y a más, y yo no puedo hacer nada por evitarlo. Sólo me queda encerrarme aquí y llorar, y llorar hasta no acordarme de esa razón que me arranca el llanto. 

Sí, quizás soy más débil de lo que pensaba, y esta situación me queda grande.  

Sacar mis sentimientos a la luz nunca ha sido mi fuerte, y creo que esto me va a convertir en una persona más fría aun, incluso con los que más me quieren. Un abrazo, un beso, un “te quiero”, o una simple sonrisa es capaz de arreglar sus males. ¿Por qué me resulta tan difícil hacerlo incluso con los que más lo necesitan? No, no es timidez. Esa pequeña amiga ya me machacó demasiado y aprendí a dejarla de lado hace tiempo. Es curioso que me resulte tan complicado demostrar mis sentimientos hacia las personas a las que más quiero. He comprobado que sólo lo consigo cuando están mal, cuando ya piden a gritos un abrazo, cuando están destrozados y lo único que necesitan es amor, cariño, algo que les demuestre que me importan, algo que les haga ver que ellos han sido, son y serán siempre mi vida.